Era de esperar. Las declaraciones de Draghi, dejando a España a su suerte, o al menos tensando la cuerda, sitúan la presión sobre la deuda española y la prima de riesgo (explicada aquí) en máximos históricos. Si 500 puntos nos parecían a todos mareantes, 600 puntos se antojan suficientes para desencadenar los acontecimientos que precipiten un rescate.
Los problemas del déficit, deuda soberana y rescate bancario, a los que se le unen el rescate a las Comunidades, necesitan un gran volumen de dinero para solucionarse, dinero que España ni tiene, ni puede acceder a él en los mercados vía endeudamiento, pues en las próximas subastas de deuda del Tesoro se reflejará la tensión existente.
Sigue la partida de póker, después de la jugada del BCE, responden los mercados subiendo la apuesta. A España le quedan pocas fichas. Veremos quién muestra primero sus cartas.
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